Una de las mayores diferencias entre ser entrenador ahora y cuando empecé hace 33 años es la cantidad de datos que utilizan los clubes de fútbol.
Gran parte del fútbol moderno se basa en ello, y no solo en la captación de jugadores, sino también en su cuidado, en los departamentos de medicina y ciencias del deporte.
Ha dado lugar a algunas innovaciones asombrosas desde que comencé mi etapa en el banquillo del Bournemouth en 1992, el mismo año en que comenzó la era de la Premier League, pero yo diría que en muchos sentidos ha hecho el trabajo de un entrenador más difícil, no más fácil, en comparación con lo que ahora se considera de la vieja escuela.
Cuando recuerdo aquellos primeros tiempos, solo había tres personas dirigiendo el club: el presidente, el secretario y el gerente.
Ahora ha cambiado por completo.
Además del primer equipo y las reservas, se cuenta con una academia para chicos y chicas, un departamento médico, un equipo de preparación física y, por supuesto, el departamento de captación de talentos. Cada una de estas áreas puede estar formada por un gran número de trabajadores, dirigidos y supervisados por los jefes de departamento.
Son entidades separadas que se esfuerzan por alcanzar sus propios objetivos y que, a menudo, también construyen identidades diferentes, con los datos dictando el rumbo.
Y, si bien antes tenían el control absoluto, los gerentes o entrenadores principales de hoy en día suelen estar subordinados a las personas que dirigen estos departamentos y a sus decisiones.
Lo que me resulta interesante es ver cuántas de esas otras personas abandonan el club cuando despiden al entrenador, cuando han tenido una influencia tan grande en su cultura.
No estoy diciendo que ninguno de estos departamentos deba incumplirse, porque cada uno es de vital importancia, pero sigo pensando que la persona que está en la banda durante 90 minutos debería ser quien tenga la última palabra sobre las cosas más importantes que afectan al primer equipo de cualquier club.
‘Mi base de datos estaba en mi propia cabeza’
Cada jefe de departamento recibe ahora instrucciones y orientación del director de fútbol, quien suele trabajar especialmente de cerca con el departamento de captación de talentos, un área que casi con toda seguridad se basa en datos.
Voy a sonar como un dinosaurio otra vez, pero fiché a cientos de jugadores durante más de tres décadas como entrenador, y ninguno de esos fichajes se basó en datos, a menos que contemos la base de datos que existía en mi propia cabeza.
Esa base de datos se basaba en la información que yo mismo recopilaba cada semana, viendo partidos en directo de liga, reservas y equipos no profesionales, y contactando con distintos ojeadores y entrenadores de todos los niveles. En aquella época, era habitual estar en el entrenamiento a las 8 de la mañana y volver a casa pasada la medianoche, y la mayoría de los entrenadores hacían lo mismo.
Contábamos con una red de ojeadores en diferentes partes del país, pero aun así viajábamos mucho para hablar con la gente sobre los jugadores que habían visto, jóvenes y veteranos.
Si me recomendaban a un jugador, siempre intentaba verlo jugar al menos tres veces, dos de ellas fuera de casa, porque siempre creí que si era un buen tipo, ese aspecto resaltaría más en los partidos de visitante.
En aquellos tiempos pre-Internet, el Anuario de Fútbol de Rothmans era mi biblia, y era invaluable para identificar información sobre jugadores de todos los equipos de la liga.