«Estamos aquí esperando combustible, y llevamos aquí más de cuatro días», dice a la BBC Sidi Djiré, un taxista que espera en una gasolinera de Bamako.
El Sr. Djiré dice que espera que el gobierno militar de Malí resuelva pronto la crisis, porque «ya seas vendedor o profesor, el trabajo de todos se ha visto afectado».
En algunas gasolineras de Bamako, los automovilistas se encuentran con una nota con tres palabras exasperantes: «Hoy no hay combustible».
Muchos repartidores y conductores de autobús han recurrido a dormir en gasolineras con la esperanza de ser los primeros en repostar una vez que lleguen los suministros
Y con las tarifas del transporte público triplicándose en algunas partes de la capital, algunos pasajeros han dejado de usar el autobús por completo y caminan largas distancias para ir al trabajo.
En el mercado Baco Djicoroni de Bamako, la clienta Assitan Diarra dice que los precios de los alimentos se han triplicado.
«Los tiempos son realmente difíciles ahora mismo. ¿Pero qué podemos hacer? Estamos en guerra. Rezamos para que Dios traiga alivio y paz a nuestro país», dice la Sra. Diarra.
Los comerciantes le dicen a la BBC que los precios han aumentado porque los costos de transporte se han disparado y el suministro de productos importados ha disminuido.
«Los productos que solíamos conseguir fácilmente ya no son fácilmente accesibles debido a la falta de transporte. Para aquellos de nosotros que vendemos productos alimenticios, la escasez de combustible dificulta el acceso a los suministros», dice Amadou Traoré.
En Bamako, la capital de Malí, los sonidos familiares de los motores y las bocinas de los autos han sido reemplazados por los de pasos arrastrados.
Los residentes empujan motocicletas agotadas por las polvorientas calles de la ciudad, frustrados por el bloqueo de combustible que ha paralizado a Malí durante más de dos meses
Jama’at Nusrat al-Islam wal-Muslimin (JNIM) , una milicia yihadista afiliada a Al Qaeda, ha estado atacando camiones cisterna que transportan combustible a Malí, ampliando su insurgencia de años para incluir la guerra económica.
Los combatientes de JNIM han secuestrado a conductores e incendiado más de 100 camiones con destino a Bamako.
La vida cotidiana se ha visto trastornada para millones de malienses: las escuelas y universidades tuvieron que cerrar, los precios de los alimentos se han disparado y los hospitales luchan contra los cortes de energía.
La escasez de combustible ha generado preocupación fuera de Malí, con Estados Unidos instando a los estadounidenses a no viajar a Malí y Francia aconsejando a sus ciudadanos en el país de África Occidental que se marchen lo antes posible.
