Un nuevo sistema de defensa ayuda a Ucrania a destruir 100 bombas rusas

Las bombas planeadoras rusas están transformando la guerra en Ucrania, convirtiendo ciudades que antes estaban distantes en objetivos de primera línea y obligando a Kiev y sus aliados a una carrera para construir defensas más baratas y escalables contra una amenaza aérea en rápido crecimiento.

El bombardeo alcanzó su punto máximo en octubre de 2025, cuando las fuerzas rusas lanzaron 5.328 bombas planeadoras guiadas con precisión en un solo mes, la mayor cantidad del año. Lanzada desde aviones a más de 100 kilómetros de distancia, estas armas ahora impactan rutinariamente ciudades e infraestructuras críticas lejos de los combates. Desde enero, más de 44.000 bombas planeadoras han impactado en Ucrania, erosionando cualquier sensación de seguridad incluso en el interior del país y ejerciendo una enorme presión sobre las defensas aéreas y la vida civil.

La ecuación del costo

La actual postura de defensa aérea de Ucrania se encuentra bajo una intensa presión debido a la economía de la interceptación. Cada bomba planeadora rusa es relativamente barata en comparación con los misiles tierra-aire que suelen emplearse para derribarla. Funcionarios y analistas ucranianos afirman que intentar detener cada bomba con sistemas de alta tecnología como Patriot o IRIS-T agotaría rápidamente las reservas y el presupuesto de misiles.

Solo en octubre de 2025, intentar interceptar incluso una parte de las 5.328 bombas con tales misiles habría supuesto el riesgo de agotar las reservas disponibles. Este creciente desequilibrio ha obligado a Ucrania y a sus socios a buscar formas más económicas de proteger objetivos clave, priorizando qué centrales eléctricas, instalaciones de agua, posiciones militares y centros urbanos recibir cobertura. El resultado es una clasificación continua, donde algunas zonas permanecen expuestas porque defenderlo todo simplemente no es viable.

Nuevas tecnologías y apoyo de la OTAN

En respuesta, Ucrania y los miembros de la OTAN están desarrollando nuevas formas de defensa aérea diseñadas específicamente para contrarrestar las bombas planeadoras con mayor eficacia. Una de las iniciativas más vigiladas es el concepto de dron «anti-KAB»: pequeñas aeronaves no tripuladas diseñadas para interceptar o interrumpir las bombas planeadoras en vuelo. La empresa francesa Atreyd ha desarrollado el dron DWS-1 para este fin, y se espera que Ucrania sea la primera en probar estos sistemas en combate.

Si estos drones resultan eficaces, podrían ofrecer una alternativa más económica al lanzamiento de un misil tierra-aire contra cada bomba, a la vez que proporcionarían a la OTAN información valiosa sobre las tácticas rusas y el rendimiento de las nuevas tecnologías defensivas en situaciones reales de tensión. Al mismo tiempo, Ucrania está combinando sistemas suministrados por Occidente con sus propias innovaciones. Las baterías avanzadas de los aliados de la OTAN funcionan junto con soluciones desarrolladas en el país, incluyendo sistemas de drones ucranianos con capacidades mejoradas, mientras Kiev experimenta con usos tanto ofensivos como defensivos de tecnología similar.

Ampliación de la gama, aumento de la producción

Rusia ha mejorado constantemente el alcance y la flexibilidad de sus bombas planeadoras. Las nuevas versiones pueden lanzarse a más de 100 kilómetros de distancia, lo que permite a los aviones rusos mantenerse fuera de muchas zonas de defensa aérea ucranianas sin dejar de atacar en profundidad. Los sistemas actuales de Kiev, a menudo desplegados más cerca del frente para proteger a las tropas y los centros logísticos, no pueden cubrir todas las ciudades que ahora están al alcance de estas armas de largo alcance.

Los estrategas rusos también están trabajando en una bomba de mayor alcance, con un alcance de unos 400 kilómetros. De desplegarse a gran escala, estas armas pondrían en riesgo gran parte del territorio central de Ucrania, lo que complicaría aún más cualquier intento de construir un escudo aéreo estratificado. Al mismo tiempo, Moscú está acelerando la producción: en octubre de 2025, las 5.328 bombas planeadoras utilizadas representaron aproximadamente la producción de un mes, y los planes prevén hasta 120.000 bombas en 2025. Este impulso industrial respalda la estrategia rusa de saturar las defensas ucranianas con un gran volumen.

Avances mensurables, detalles reservados

A pesar de la creciente presión, Ucrania ha logrado algunos éxitos notables. Entre septiembre y noviembre de 2025, la Fuerza Aérea Ucraniana informó de la destrucción de hasta 100 bombas guiadas rusas en un esfuerzo concentrado utilizando contramedidas recientemente probadas. Fue la primera vez que Ucrania neutralizaba un lote tan grande de bombas planeadoras en tan poco tiempo, y el Estado Mayor General describió la operación como un paso significativo para frenar la campaña aérea rusa.

Las autoridades han publicado pocos detalles técnicos, alegando la seguridad operativa y el riesgo de que Rusia se adapte si comprende exactamente cómo funcionan los sistemas. Se cree que las nuevas medidas combinan plataformas de defensa aérea heredadas y modernizadas, tecnologías emergentes como drones especializados y redes de comando y control mejoradas que integran datos de radar e inteligencia en tiempo real. Si bien estas herramientas han demostrado su eficacia en pruebas y operaciones limitadas, el principal desafío ahora es escalarlas con la suficiente rapidez para mantener el ritmo de la producción rusa.

Una guerra de desgaste en los cielos
El impacto humano de la campaña de bombas planeadoras es devastador. Los repetidos ataques han destruido hogares, hospitales, centrales eléctricas e instalaciones de agua en múltiples regiones, dejando a millones de ucranianos con servicios interrumpidos y condiciones difíciles, especialmente con la llegada del invierno. La constante amenaza de ataques repentinos a distancia ha tenido un impacto psicológico, ya que ninguna ciudad importante puede considerarse completamente segura.

Rusia también ha experimentado con nuevas amenazas aéreas, incluyendo modificaciones a las municiones de merodeo Shahed-136 para transportar misiles aire-aire, lo que complica los riesgos para los pilotos ucranianos enviados a interceptarlos. Los analistas de defensa advierten que incluso tecnologías prometedoras, como los drones antibombas planeadoras o los láseres de alta energía, no pueden resolver por sí solas la asimetría subyacente: Rusia actualmente puede fabricar bombas guiadas y drones con mayor rapidez que Ucrania y sus socios en el despliegue de defensas.

Algunos expertos argumentan que la respuesta más eficaz a largo plazo sería reducir la capacidad de Rusia para lanzar estas armas atacando líneas de producción, bases aéreas y aeronaves que portan bombas planeadoras. Sin embargo, Ucrania cuenta con recursos limitados para llevar a cabo ataques sostenidos a esa profundidad y escala. A medida que Rusia aumenta su producción hacia sus objetivos de 2025 y Ucrania se apresura a desarrollar contramedidas más económicas y numerosas, es probable que la competencia aérea siga siendo un factor determinante en la guerra en general y en la capacidad de Ucrania para proteger a su población e infraestructura a largo plazo.

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