El Vaticano ha devuelto a Canadá 62 artefactos indígenas, 100 años después de que fueran sustraídos de las tribus para ser exhibidos en un museo misionero en Roma.
El Papa León XIV entregó los objetos el sábado a la Conferencia Canadiense de Obispos Católicos (CCCB), que afirma que planea devolverlos a sus comunidades de origen.
Esta medida se produce tres años después de que el Papa Francisco ofreciera una disculpa histórica a las Primeras Naciones de Canadá por el papel de la iglesia en el «genocidio» y la supresión de la identidad indígena a través del programa de escuelas residenciales.
En un comunicado conjunto, el Vaticano y la CCCB afirman que el Papa «desea que este regalo represente un signo concreto de diálogo, respeto y fraternidad».
El comunicado añade que los objetos «dan testimonio de la historia del encuentro entre la fe y las culturas de los pueblos indígenas».
Los objetos, procedentes de diversas comunidades de Canadá, habían sido enviados por misioneros a Roma para aparecer en una exposición de 1925 que exhibió más de 100.000 objetos.
Entre los objetos que se devuelven se encuentra un kayak inuit que históricamente se había utilizado para cazar ballenas en el extremo norte de Canadá, y un conjunto de guantes bordados procedentes de la Nación Cree.
El embajador de Canadá ante la Santa Sede declaró a CBC News que los objetos se encuentran actualmente almacenados en Roma y que serán enviados de vuelta a Canadá el 6 de diciembre.
En 2022, el Papa Francisco realizó una «peregrinación penitencial» por Canadá, donde ofreció disculpas a los líderes tribales locales. Durante el viaje, las comunidades solicitaron la devolución de sus artefactos.
La CCCB afirma que los objetos serán transferidos a las Organizaciones Indígenas Nacionales de Canadá, las cuales «se asegurarán de que los artefactos sean devueltos a sus comunidades de origen».
Según la CBC, las tribus han pagado por adelantado el coste de la repatriación de los objetos y planean celebrar ceremonias antes de que puedan ser devueltos oficialmente.
El ministro de Asuntos Exteriores canadiense elogió la medida, calificándola de «un paso importante que honra la diversa herencia cultural de los pueblos indígenas y apoya los esfuerzos en curso hacia la verdad, la justicia y la reconciliación».
Los objetos se encontraban en la colección etnográfica del Museo Vaticano, conocida como el Museo Anima Mundi. La Iglesia los describió como «regalos» entregados por líderes tribales. Los críticos cuestionaron esta caracterización, dada la desigualdad de poder existente en el momento de su transferencia.
Los objetos fueron llevados a Europa en una época en que la legislación canadiense, así como los decretos católicos, prohibían las prácticas espirituales indígenas, lo que llevó a la prohibición de ciertos artículos utilizados durante las ceremonias.
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